Los inviatados nos hablaran de su visión de belleza y lectura
Dile no a las dro… digo al Coaching / Storytelling
No se trata de escribir para hablar mal de algo o de alguien. Se trata para hacer un testamento de honestidad frente al engaño, frente al vocabulario vacío, pretencioso y encima en otro idioma.
Ya hace años que me molestan las fórmulas de éxito. Cierto, algunas de estas tonterías se remontan incluso a Og Mandino, pasando por Coelho y Steve Jobs. Incluso más atrás con las religiones, cuentos y parábolas que se hacen pasar por historia. Y en medio se metieron los de Herbalife, Avon y los de NXIVM. Cada uno con mayor y menor culpa. Y abajo de la pirámide siempre las personas crédulas en busca de palabras bonitas que pongan orden al caos que es el universo y que obviamente no tiene una explicación sencilla y en el que como seres humanos no pintamos de nada. Es decir que hay que bajarnos un poco los humos y vivir primero y luego tratar de entender, y entender no quiere decir que podamos hacer algo al respecto.
La cosa se me hizo personal cuando un amigo mío me contó que había hecho un curso de Storytelling. Y yo feliz le respondí, que genial Cuentacuentos, no, era Storytelling. Pues sí, resulta que desde hace unos años el Storytelling es una técnica de Marketing. En esencia eso no tiene nada de malo. Lo que está mal es la pretensión de que porque es en ingles es algo académico o técnico que se puede aplicar cual fórmula de negocio. Un absurdo y una reducción de la riqueza de lo que es la narración en general. Es decir me parece maravilloso que se aplique la narrativa al aprendizaje, a las marcas, empresas y a lo que quieras. Yo mismo he vivido obsesionado y aún lo hago con la relación estrecha que existe entre el conocimiento y la ficción. De hecho gran parte de todo lo que veo como Docente Universitario vive en esa disyuntiva, en esa tensión. Claro que la verdadera relación que yo encuentro entre ambas cosas es la Belleza y su estudio a través de la Estética. Pero ese es otro tema.
La presente concurrencia de palabras está acá solo para atestar y declarar su oposición a todo tipo de simplificación del pensamiento complejo y la maravilla que es nuestra riqueza de poder aprender y ser libres a través de nuestras propias ideas. Me entristece ver personas que quieren ganarse la vida a partir de las inseguridades de los otros, esos que dicen que hacen coaching, o training. Lo mismo se puede hacer de forma honesta y sin ese nombre, puedes aconsejar a alguien, ser guía de alguien, pero eso debe venir en libertad y honestidad. No hay algo más patético que aquel que se declara algo que nadie más lo reconoce. He trabajado durante años en el sector cultural y los menos artistas son siempre aquellos que se declaran artistas o que necesitan poner en su tarjeta de presentación “Artista” un grito triste y patético. Lo mismo pasa con el coaching. Me da la impresión que en este caso es aún peor, pues, conscientes que ponerse “guías” o “sabios” sería una presentación de risa, se ponen ese apelativo en inglés que lo hace ver como si tuviese más sentido, y no lo tiene. Solo expresa más vacío e inseguridad.
Y sobre lo personal, a todas las personas que están por ser embaucadas con técnicas marketeras de storytelling, no se hagan fumar. La vida es narrativa, pero no es una fórmula, es observación, sensibilidad y belleza, y no se las va dar otra persona, se las va dar su capacidad de callar, de escuchar, de sentir el mundo y luego, solo luego contar lo que sienten, lo que ven. Es la honestidad, y es de todo lo que quería hablar hoy.
Saludos Terrícolas.
Somos lo que contamos (y lo que comemos)
De hecho uno de los momentos más disfrutables, entrañables y queridos que sobre los que los humanos volvemos una y otra vez son las cenas, los almuerzos, los tés, todos en el sentido social, en el sentido de sentarnos para charlar y comer, una simbiosis entre ambos, un intercambio y complemento de placeres. Comer y charlar, alimentar las células, alimentar las ideas. Como en todo hay comida que te hace bien, y la que te llena de grasa y te hace enfermar. Lo mismo pasa con las charlas, con el contarse. Nos contamos cosas que nos hacen aprender, pero también cosas basadas en el prejuicio que solo nos destruyen como personas, nos hacen odiar, nos hacen más brutos de lo que por naturaleza somos.
Por eso creo que la clave de la alimentación, tanto del cuerpo como de la mente está en un elemento que solemos no darle la prioridad que se merece. La Belleza, o la menos su búsqueda. Debemos siempre buscar ese placer por llegar a algún lado con nuestra charla y con nuestra comida. Por eso no sirve mucho los foros de las redes cociales muchas veces, porque solo buscan la imposición de ideas, sobre todo si son de interés político, desnudan muchas veces racismo, ignorancia (es decir que ignoran todo lo que no son el mismo que habla), egolatría y una profunda miseria.
La belleza por eso siempre va estar en el encuentro, no en el monólogo. En el verle la cara al otro y saber que está tratando de entenderme. En mi amigo que me dice esto lo hago, esto te lo digo, porque eres mi amigoy ahí puede haber crítica, puede haber mucho aprendizaje, pero sobre todo hay empatía y belleza. Es el encuentro.
La vida es narrativa pura. Siempre cuento a mis alumnos que todo es ficción, que el mundo es incomprensible sin la ficción. Suelo dar el siguiente ejemplo:
3+2 = 5.
Todo en ese enunciado es ficción, primero esos números son representaciones gráficas arbitrarias de cantidades de unidades que no tienen nada que ver con su forma. Solo nos dicen eso es un tres y lo aceptamos, pero por supuesto que ni esa figura ni esa palabra son un tres. Además la operación pasa en distintos tiempos. Había una vez un tres (primer tiempo) que se encontró con un dos (segundo tiempo) se gustaron (tercer tiempo) y juntos formaron un cinco (desenlace). Quiero decir que sin la narrativa y la ficción la matemática no existe. De ahí la idea, todo es ficción. El debate no está ahí qué es verdad o qué es mentira. Sino en dónde aprendo y en dónde soy más tonto, en dónde hay belleza, en dónde me construyo. Y acá es que la era digital nos puede complicar, porque ante el desborde de oferta y comida chatarra podemos terminar con una pésima salud de ideas. Porque como en la comida, ni aún cultivando la mente es garantía se ser sabio o buena persona. Pero al menos los riesgos de morir de cáncer disminuyen.
Llegar al mar

De dónde venimos
Llegamos a la red infinita, al universo en expansión que es el Internet. Llegamos con nuestra propia página web y eso nos calienta el corazón.
Hace más de 10 años nació el proyecto de La Máquina de leer. En origen fue un estudio para buscar la motivación a la lectura a través del conocimiento y herramientas diseñadas para ese efecto. En el camino de vuelta a Bolivia, empezamos sobre todo con la Narración Oral y los Leerventos. La Narración Oral se convertiría pues en una marca de la casa, pues ha sido y es un lugar de experimentación de los lenguajes simples de la comunicación, la imaginación, la belleza y la empatía.
Cambio de la marea

Pero ha llegado el momento que hace mucho planificamos. A partir de ahora y en los siguientes meses vamos a expandir nuestros servicios a los planificados hace ya tanto tiempo. Actualizándolos, por que la realidad también ha cambiado. Uno de los sueños era éste que comienza ahora, el tener nuestra página web.

¿Y qué vamos a hacer acá?
La página web se convierte en nuestro centro de operaciones. Acá subiremos artículos. Este blog en específico es para la actualidad en general. Pero también acá se subirán los servicios que ampliamos: Experiencia de la lectura, Leerventos, Investigación y narración oral. También acá incluiremos nuestro calendario de eventos. Y con mucho gusto presentamos nuestra tienda que de a poco presentará artículos diseñados exclusivamente por La Máquina de leer para lectores y apasionados del mundo creativo. Actualmente, estamos diseñando una serie de poleras que hacen homenaje a ese hermoso homenaje de Mayo del 68 “La imaginación al poder”, estamos ansiosos por presentarles el producto.
Y muchos viajes más. Así que pase no más, caserito, bienvenido y como decíamos al principio de este sueño: A leer el mundo…