
La humanidad se dirige directo a eliminar la muerte del cuerpo biológico en el que habita. Por supuesto este alcance no será para todos, sino solo para los que quieran y puedan pagarlo. Es decir una pequeña parte de la población. Luego vendrán todos los conflictos éticos y morales. Quizá el derecho a la vida se extienda al derecho a la inmortalidad, ¿quién sabe? Las posibilidades se van extendiendo más y más. Nuestra sensación del tiempo cambiará también (de hecho ya es muy diferente a hace un par de siglos o más) Las generaciones ven la vida como una posibilidad realista de 80 vueltas al sol. Nos es dificil de entender que cuando el humano aprendió la agricultura con suerte llegaba a los 25 años. En la Roma gloriosa la esperanza de vida era de 30 años y hace poco más de 100 años era entre 45 a 50 años. Por lo que esto de acordarnos de los años 70, 80, 90 como recuerdos recientes y vivos como especie es muy nuevo.
Los avances tecnológicos y la medicina nos han llevado a un nuevo contexto con nuevos problemas. El más grave es seguramente el calentamiento global y la dilapidación de recursos que llevamos a cabo por insistir en un modelo capitalista que fija el progreso en el beneficio económico. Como especie nos enfrentamos a nuevas enfermedades causadas por este mismo desarrollo. El cáncer, la diabetes, nuevos virus, la resistencia de las bacterias a los antibióticos, entre las principales amenazas. Sin embargo para todos estos problemas la medicina y la tecnología parece estar en la vía correcta (por más que tarde aún algunas generaciones) en conseguir el éxito. Finalmente al ya tener la capacidad tecnológica y técnica de poder manipular genéticamente a un ser humano con la tecnología CRISPR, nos aseguran que tarde o temprano seremos capaces de evitar la muerte de una u otra forma. Y todo esto hoy más que nunca tiene menos de ficción y más de ciencia y probabilidad.
Tolkien y sus predicciones

Tenía diecinueve años cuando leí el Hobbit, todavía recuerdo el sabor de devorar un libro tan estimulante que me devolvía a la esencia de la imaginación primigenia de mi niñez y al mismo tiempo una lógica y posibilidades de un universo en expansión en cada capítulo que avanzaba.
Pero quizá el fervor de lectura con conecciones, posibilidades imaginación que roza mi cotidiano al punto de casi escuchar a alguien del libro tocando mi puerta (como en el cuento Continuidad de los parques de Cortázar) lo sentí con el libro de Tolkien que menos habla de la Tierra media: La caída de Númenor”. En la primera parte “Los papeles del Notion Club” (que quizá amerita todo un artículo para exponer su teoría) justifica la invención literaria a partir de los sueños lúcidos y habla de la posibilidad de viajar al pasado o al futuro siguiendo una técnica bastante estricta. Una de las formas de probar esto es cuando Tolkien hace la predicción de una gran tempestad en Gran Bretaña para el año 1987 (recordemos que Tolkien murió en 1973), predicción que se cumplió con apenas unos meses de variación, él dio una fecha en junio de 1987 y la Gran Tempestad en nuestra historia real se produción en octubre del mismo año (fue la más grande tormenta que se registró en Inglaterra hasta esa fecha). Con esa misma metodología “Los papeles del Notion Club” hablan de la posibilidad de visitar el pasado de manera coherente y cercana a la realidad. La ficción en todos esos casos es la decoración para un mensaje mucho más transparente, parecido a la realidad. Así mismo Tolkien creó sus lenguas élficas Quenya y Sindarin, explorando posibilidades ciertas del origen del Anglosajón y no inventándose un idioma como tal; sino estudiando a fondo y creando formas estéticas posibles e idílicas de ese idioma.
El Quenya y el Sindarin son los idiomas élficos por antonomasia. Y los Elfos, de alguna forma, según Tolkien, son los ancestros de los humanos. De hecho Eärendil(el célebre personaje que capturó el Silmaril en la epopeya El Silmarillion) tuvo dos hijos, Elrond y Elros; el primero decidió ser Elfo, el segundo humano. Elros fue a toda regla el primer númenóreano (habitante de la Atlántida según los papeles del Notion Club).
Los hombres serán Elfos
Y acá estamos, terminando 2020, con tecnología CRISPR ya disponible y con un sinfín de problemas éticos que afrontaremos y seguro sobrepasaremos en los siguientes años. Y acá una idea que pensé hoy mientras escuchaba la emisión de un programa sobre el Método Científico en Radio France Culture. Llegará el momento cuando habremos sobrepasado todos nuestros miedos. Entonces sabremos que podemos vivir indefinidamente y, como a los Elfos de Tolkien, tendremos que ser nosotros mismos quienes nos cansemos del futuro infinito, de la historia de la tierra, de estar vivos y deseemos descansar y abandonar estas tierras. Y ahí asumiremos al fin nuestra muerte como el último privilegio por elección. En este punto yo no puedo encontrar otra cosa que belleza y maravilla de lo que predijo Tolkien, de enfrentarnos de una manera muy carnal a una ineludible elección de partir, una elección que ya no tendrá la excusa de ninguna enfermedad, solo el deseo de ya no ser, o ser otra cosa, fundir nuestra conciencia
Esa es la frontera que nos llevará hacia eso que Tolkien llama el Camino Recto, el final elegido, el lugar en el que el horizonte en el mar deja de curvarse y abandonamos esta dimensión. Navegamos directamente hacia Valinor, aquel lugar que existe fuera del tiempo y el espacio, solo en la mente de Ilúvatar.